turbulencia...de regreso a Lima

Terminal #2 del Aeropuerto El Dorado de Bogotá
Si bien la estadía por Bogotá fue mi propia montaña rusa, el regreso a Lima tuvo demasiada turbulencia.....pero en mis glucosas! Sí, así como lo leen. El primer factor a tomar en cuenta fue que tuve que despertarme temprano, pues debía estar en el Aeropuerto El Dorado de Bogotá antes de las 6 de la mañana para recién hacer mi check-in en el counter, ya que no lo podía  hacer por internet. Si a esto le sumamos las pocas horas que dormí, el hecho de que se me pegaron las sábanas por la mañana (osea me quedé dormida más de lo que debía), pues ahí tenemos uno de los factores que influyeron en tanta turbulencia. Cuando llegamos a la Terminal 2 (Vuelos Internacionales)  las personas encargadas en el counter se demoraron (no se qué tanto problema tenían con varios pasajeros) y la cereza que coronó el pastel fue que un señor, ya mayor, se desmayó en plena fila (justo antes de ser atendido en el counter).
Ciudad de Bogotá vista desde el avión
Felizmente, una persona sabía que era hipoglicémico y trajeron azúcar para colocársela debajo de la lengua. Lo malo es que el señor viajaba solo, así que al toque todos estábamos tratando de ayudar porque los paramédicos brillaron por su ausencia...hasta después de media hora de ocurrido el incidente. Gracias a Dios el señor se recuperó y lo llevaron en silla de ruedas para que pudiera abordar el avión. Al parecer no tenían personal para poder llevar las sillas de ruedas, así que me tocó esperar tranquilita. Lo que pasó es que solicité una silla de ruedas porque estaba con algunos dolores del muslo y los pies por la neuropatía diabética y como el aeropuerto es enorme, con más razón. Ya después de esperar un rato sentada, me puse a pensar en el incidente del señor y sólo rogué que nunca me suceda algo por el estilo, como suelo viajar sola (cuando lo hago) uno nunca sabe. Al final con las justas llegué para abordar el avión, pero no fui la única porque seguían entrando varias personas al avión. Mi vuelo salió a las 8:30a.m. y fui alejándome de la ciudad de Bogotá cada vez más.
No sé si fue el incidente en la fila o que ya estando a bordo, en mi asiento, y con libro en mano, un poco más relajada, a mi glucosa se le ocurrió practicar deporte de aventura y se lanzó desde un puente en caída libre. En ese momento, saqué mi glucómetro y la glucosa la tenía en 55mg/dL (miligramos por decilitro), tuve que acercarme donde la aeromoza y pedirle por favor si me podía dar un vaso de jugo de naranja y le expliqué que tenía diabetes. Lo que me respondió me dejó helada, "¿no será azúcar?, es que es la primera vez que me piden jugo de naranja...mi tío es diabético y nunca pide jugo de naranja, sino azúcar".
En ese momento ya me estaba sintiendo un poquitín mal, así que no le respondí como hubiera querido, pero sí le hice la salvedad que no todas las personas somos iguales. En ese momento, me sirvió el vaso de naranja y regresé a mi asiento. Parece que después se dio cuenta de lo que había dicho y se acercó a preguntarme cómo me sentía; lo mismo hizo toda la tripulación (creo que los únicos que faltaron fueron el piloto y el copiloto, je,je,je) porque se me acercaban y me decían que cualquier cosa avisara de inmediato.
Turbulencia (de glucosas) a bordo
No se si sólo fue el efecto de la naranja o también el de la aeromoza, pero lo malo fue que después de media hora la glucosa se me disparó a 240mg/dL (osea cambió de deporte de aventura y decidió ser la mujer bala) y tuve que inyectarme algo de insulina. No cabe duda que en este viaje mis glucosas tuvieron vida propia e hicieron lo que quisieron conmigo (es un decir). Después de una hora ya estaba en 172mg/dL y preferí quedarme en ese número hasta llegar a tierra firme. Al fin y al cabo, sólo faltaban 40 minutos aproximadamente para aterrizar en Lima. Cuando el capitán mencionó que ya estabamos aterrizando, me sentí aliviada y contenta, pues por fin iba a tratar de domar a mis glucosas y además iba a ver a mi familia.
Esta vez mi "carruaje" me estaba esperando a la salida del avión y la persona que se encargó de llevarme fue muy amable y atenta. Pasé migraciones y tuve que esperar un montón de tiempo para que mi maleta hiciera su aparición por la faja circular...o mejor dicho ovalada, ¿no?. Así que como no tenía nada que hacer y el Aeropuerto Jorge Chávez está super moderno, entonces decidí tomar algunas fotos y hasta me auto tomé una foto (la cara de cansancio es original...así venía de tierras colochas...agotada! pero contenta). Justo antes que mi maleta hiciera su entrada triunfal por la faja, pude tomar la foto del aviso luminoso que está en la parte central y que muestra las maravillas de nuestro país. Aquí los dejo con la imagen para que todos los peruanos nos sintamos orgullosos de lo que tiene nuestra patria; y para que todos los extranjeros se deleiten con los paisajes tan diversos y encantadores que tiene el Perú.Ahora sólo espero que la "turbulencia" pase y mi compañera de viaje (la diabetes) se sienta en casa y se porte mejor sin alocarme tanto, je,je,je. ¡¡Toda una experiencia salir de viaje con ella!!
Bienvenidos al Perú (Costa, Sierra y Selva)

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