¡gracias Bogotá...hasta la vista baby!

Típicas callecitas del Centro de Bogotá
Mi estadía por tierras colochas no sólo consistió en ir viajando en mi propia montaña rusa...Claro que las subidas y bajadas siempre estuvieron ahí acompañándome durante mi estadía y los lugares que pude conocer y visitar.
Estoy convencida que cada lugar en esta tierra tiene sus propios encantos (unos más que otros), siempre habrán pros y contras, pero eso es inevitable, no sólo en cualquier lugar sino en cualquier situación de la vida. 
Para contarles un poco mi experiencia, lo primero que debo decir es que la gente es muy cálida, amable y servicial. Todos tratan de ayudar con muy buena onda y no sólo por ser extranjera (que se nota a leguas por el dejo y los modismos que tienen los colombianos y nosotros también) sino porque así son. Siempre te saludan, te desean buen día o buena tarde, siempre con una sonrisa y eso dice mucho de su gente.
Definitivamente, los colombianos son personas de mucho ingenio en sus modismos y jerga (tienen cada dicho y palabras que son muy graciosas; bueno lo mismo opinarán ellos de nuestros modismos y jerga, ¿no?). La tratan a uno de "Señora", no interesa si eres casada, soltera, viuda, divorciada o que edad tengas...Para ponerles un ejemplo, si dices algo y no te escucharon bien, no dicen: ¿qué cosa? ¿qué dijo? sino ¿Señora?, como para que uno repita lo que había dicho antes.
Además de la forma de hablar, el clima en Bogotá es totalmente diferente al de Lima. Allá puedes tener todas las estaciones en un solo día...por decirlo de alguna manera. Uno se tiene que vestir, en lo que yo llamo, por capas, pues sale el sol y uno siente calor, pero si estás en la sombra corre viento y hace frío. De pronto, también me tocaron días en que había sol, pasaba una nube negra, llovía (no lloviznaba como en Lima), cual ducha y después de unas horas volvía a salir el sol....como nuestra Sierra Peruana. Por ello, cada vez que salía debía llevar manga corta, algo ligero y algo más abrigador. Por las noches, la temperatura suele bajar a unos 12° C (grados centígrados) en estos meses. ¿Pero pueden creer algo?...extrañaba mucho la humedad de Lima (sé que para muchos debo haber perdido varios tornillos en el viaje o en tanta subida y bajada en mi montaña rusa, pero es cierto y debo admitirlo, extrañaba la humedad de Lima. Y es que Bogotá es super seco y eso para mi es todo un problema. Tenía que bañarme en crema humectante todos los días y mis manos son las primeras en sufrir con el clima seco, esta es una complicación de la diabetes después de muchos años, no muy común, pero prometo un post sobre este tema. Pude visitar el Centro de Bogotá, sus calles estrechas y empinadas, sus balcones, la arquitectura de esa época, etc que junto a esas nubes blancas como algodón crean un paisaje que parece una pintura...paisaje digno de ser captado por mi cámara fotográfica! Y es que si no lo recuerdan vivo en la Costa, por lo tanto, esto de las nubes como copos de nieve o de algodón no es algo usual en el cielo de Lima. Bogotá tiene la característica de por dónde uno vaya encuentra verde, calles que suben y bajan, casas, edificios, etc de cara vista y tejas en los techos color ocre...lo cual la hace una ciudad muy pintoresca.
Divirtiéndome a lo grande
Así que este viaje fue más que glucosas subiendo y bajando, fueron instantes de risas y espontaneidad (como mi foto en el cartél de Sony en plena tienda comercial), caminatas, recorridos en auto tratando de conocer la ciudad y orientarme (aunque no esperemos milagros con lo de la orientación, que hace mucho que perdí la brújula) y agradables momentos con personas amigas que me hicieron sentir muy bien y que tuvieron muchos detalles conmigo. Gracias por todo eso.
Por eso, ¡gracias Bogotá!...y hasta la vista baby...

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